Religiosas de María Inmaculada (Madrid)

El pasado 7 de marzo nos reunimos en la Residencia María Inmaculada, calle Ponzano 66 de Madrid, para comenzar con el primer debate de esta serie que busca el diálogo y la comprensión de la generación joven.

Como en todo comienzo existen incertidumbres, pero la ilusión por sacar lo mejor de nosotros mismos las vence. Nos reunimos un grupo de residentes y alguna antigua residente, entre las que elegimos a las que nos hicieran de moderadora y una secretaria.

Había buen ambiente y entre nosotras hacíamos un buen equipo. El resultado ha sido grato al margen de las respuestas, ya que las preguntas se reflexionaban de manera personal, se respondía con sinceridad y en los desacuerdos se buscaba el motivo de las reflexiones para entenderlos.

Este diálogo nos ha hecho ver que a nivel global los jóvenes piden que los adultos, miembros o no de la Iglesia, acepten sus motivaciones sin juzgarlas, que seamos conocedores de que hay tantas opiniones como personas existen y que la escucha activa y la empatía son fundamentales para el entendimiento de las personas.

En el debate nos dicen que se comunican con quienes les transmiten confianza y no las juzgan, y reclaman la participación de los jóvenes para que las instituciones puedan escucharlos y actuar en consecuencia.

Las generaciones cambian, las necesidades también cambian y las sociedades avanzan cuando se adapta la evolución y la convertimos en propia. Toda esta riqueza ocurrió debido a que participó gente comprometida. Ellas se sienten parte de una comunidad, saben que forman parte de una institución y asumen una responsabilidad de pertenencia que es la de mostrar cuál es su opinión, aportar y buscar acuerdos que respalden sus necesidades a nivel individual y colectivo. Las personas que hemos estado implicadas y motivando el encuentro “Iglesia en Diálogo” nos sentimos agradecidas y enriquecidas de lo que ocurrió el 7 de marzo en nuestra residencia porque esto nos dice que el cambio y avanzar es posible.