Cada año los militantes de la Virgen nos reunimos para celebrar la pasión y resurrección del Señor. Este año lo hemos vuelto a hacer. Todo ha tenido un aire más familiar, más íntimo, más personal, pero hemos querido mantener el aspecto comunitario. Cada día hemos tenido un momento de encuentro por vídeo-llamada para abrir el corazón y compartir experiencias con los demás, un vídeo para preparar el rato de oración que cada uno hacía en casa y nos hemos unido también para seguir los oficios que se celebraban en nuestro hogar principal, a los pies de la Virgen. Y material preparado para los más pequeños, el via crucis por los jóvenes que rezamos el viernes, y el rosario por las familias que rezamos el sábado.
No ha sido fácil ni cómodo. Hemos tenido que superar a veces la desgana y el cansancio y las dificultades técnicas, pero ha sido una experiencia de unidad increíble, de presencia de Dios en nuestros hogares y de sentirnos comunidad. El domingo, para celebrar la resurrección, tuvimos un festival en directo en el que los chavales y sus familias nos hicieron pasar un rato genial con música, humor y mucha creatividad. Estos días han sido sin duda un empujón para seguir aspirando a la santidad estando en casa.