Esta Semana Santa ha sido verdaderamente todo un reto. Nadie queda indiferente ante el drama que estamos viviendo y a eso se une, el vivir el gran gesto cristiano a través de una pantalla. ¿Quién no ha experimentado la nostalgia de acudir al templo con toda la comunidad cristiana? Y sin embargo, la vida en Cristo nunca deja de sorprendernos, e incluso en esta situación Él ha llamado a la puerta de mi casa pidiendo entrar. En mi familia lo teníamos todo listo, la televisión, y hasta un pequeño altar con la Biblia, la Virgen y una vela. Y a través de estas pequeñas herramientas vuelve a suceder: ¡Ha resucitado! La alegría en casa tras la Vigilia era enorme. Estábamos todos elegantes y preparados para celebrar que Él ha venido justamente para que podamos vivir con esperanza incluso un confinamiento.
Nunca la Resurrección fue tan concreta: Él ha venido para traer esta Vida nueva que permite afrontarlo todo, aunque no nos ahorre el dolor. Tras este periodo tan extraño, he aprendido que la vocación del cristiano es vivir el instante presente, abrazar la circunstancia que tienes delante, porque sólo a través de ella, Él sale a nuestro encuentro. ¡Qué ocasión tan grande ha sido esta Semana Santa para descubrir que Él es la verdadera consistencia de toda la realidad!
Almudena Romero Latorre