Invictus (2009) Clint Eastwood

Lo más sugerente, desde el punto de vista espiritual, es la profundización en torno a las motivaciones de Mandela. Estas tienen su fuente en un texto que releía constantemente el líder negro en su prisión, se trata un poema de William Ernest Henley que da título a la película y que termina así: «Las circunstancias no me han rendido aún. Bajo las manos de la fe escucho su llamada, estoy destinado más allá de este lugar de ira y lágrimas. Anhela el corazón de sombras… No tendré miedo. Debo ser fuerte y seguir adelante. Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma». Esta perspectiva antropológica será la que permite edificar el perdón tirando la ira al mar como pedirá rotundo el protagonista. Así el perdón emergerá más que como algo necesario y lúcido, un cálculo humano, como algo que nos trasciende y que tiene un fundamento último en Dios. Así lo señalará la oración de acción de gracias final ofrecida por el único jugador negro del equipo de los Springboks y como también destaca el himno nacional de Sudáfrica que es cantado en la película y proclama «Dios bendiga a África».

Destinatarios: ESO y Bachillerato

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