¿Qué se necesita?

Querer, eso es lo primero. Para ello es bueno pedirle a Dios fuerza, porque de Él brota toda obra buena, y además debes confiar y no tener miedo para poder llevar esta iniciativa hacia delante.

“Acompañar a los jóvenes exige salir de los propios esquemas preconfeccionados, encontrándolos allí donde están, adecuándose a sus tiempos y a sus ritmos; significa también tomarlos en serio en su dificultad para descifrar la realidad en la que viven y para transformar un anuncio recibido en gestos y palabras, en el esfuerzo cotidiano por construir la propia historia y en la búsqueda más o menos consciente de un sentido para sus vidas” (Documento Preparatorio de la XV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos 2019)

Lo segundo es convocar. Estamos hablando de una convocatoria abierta y coordinada.

Entendemos que es una convocatoria abierta porque:

  • Está dirigida a jóvenes creyentes, no creyentes, jóvenes asociados en grupos eclesiales o no asociados.
  • Puede ser motivada por distintas comunidades (grupos juveniles parroquiales, delegación diocesana de Pastoral Juvenil, movimientos de ámbito nacional o diocesano, universidades católicas, congregaciones o colegios en general).

Hablamos de una convocatoria coordinada porque la iniciativa debe estar siempre coordinada con la delegación diocesana, movimiento o congregación de ámbito nacional de Pastoral Juvenil y por supuesto con el proyecto Iglesia en Dialogo dirigido por el Departamento de Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española. A ambos serán necesario enviar las aportaciones recogidas en los momentos de debate de Iglesia en Diálogo. Al Departamento de Pastoral de Juventud de la CEE debe ser enviado a través del correo info@iglesiaendialogo.es

Nuestra tercera propuesta es invitarte a compartir. No es una iniciativa cerrada. Si lo que queremos es que sea un espacio de escucha y de diálogo debemos animar a todos aquellos que puedan ayudarnos. Si eres sacerdote o religioso compártelo con otros sacerdotes y religiosos, pero para animarles que también lo motiven. Si eres seglar, joven o no, háblalo con tus sacerdotes o religiosos, deben ayudarte, pero especialmente compártelo con otros seglares. Sois los principales que debéis llevarlo hacia delante.