¿Qué puede ayudarnos?

Proponemos que no sea una iglesia, ni un salón parroquial o salones similares. Se pueden solicitar salones públicos, que estén disponibles para el servicio público de las personas que viven en dicho lugar. Hablamos de un lugar luminoso, acogedor, moderno. Es importante que el lugar invite a compartir, a debatir. Hay que esmerarse en esto. Invitar también a los responsables de dicho lugar, ayuntamientos, colectivos, comunidades, etc., para que puedan participar en el diálogo, si lo desean, siempre desde el respeto y la libertad.

Hoy hay muchas maneras para publicitar un evento: redes sociales, WhatsApp, cartelería. Pero sobre todo es imprescindible el “tú a tú”. Aquí está la fuerza de la Evangelización. No es que tenga que venir todo el mundo, se trata, de que aquel que venga esté abierto al diálogo, a compartir, para construir.

Por supuesto la primera publicidad es que dos o tres se animen a invitar a otros dos o tres, y así comenzar a presentarlo y animarlo. Es importante que en la difusión indiquemos el tema que se tratará en el debate de Iglesia en Diálogo.

Este proyecto tiene en el moderador el elemento más determinante. Lo ideal es que sea un seglar. Debe ser una persona acogedora, dialogante, serena, capaz de generar debates fructíferos, hábil en canalizar el diálogo. Se dará una formación especial para los moderadores.

Debemos preparar a uno o dos secretarios para que puedan recoger todas las aportaciones que se ofrezcan en el diálogo. No se trata de recoger quien las dice, sino lo que nos dicen, para que nos pueda ayudar en la reflexión y para el trabajo posterior en las realidades pastorales.

Este proyecto no pretende perpetuarse en el tiempo. Como hemos dejado dicho, el objetivo que nos proponemos es escuchar a los jóvenes, especialmente a los jóvenes alejados, con vistas al próximo Sínodo. El papa Francisco pide opinión a los jóvenes. Con este proyecto no queremos institucionalizar un foro de temas de debate entre los jóvenes y la Iglesia, sino que queremos salir a la escucha de los jóvenes. Por ello, el proyecto tiene un comienzo y un final.

Cada sesión debería durar hora y media. Es importante comenzar y acabar a tiempo. Está claro que no es un grupo cerrado. Es decir, no siempre tienen que estar los mismos.