Si San Antonio M.ª Claret hubiera vivido en este tiempo, no habría dudado en usar todos los medios posibles para anunciar la Buena Noticia de Jesús. Rompió barreras (en pleno siglo XIX fue capaz de llegar a muchos de todo el mundo y por muy diversos canales: periódicos, libros, hojas volantes, predicación…) y nos desafía ahora también a traspasarlas y sobreponernos a las contrariedades. La cuarentena en la que estamos sumergidos ha agudizado el ingenio y ha abierto las puertas a las grandes posibilidades que nos ofrece internet y los múltiples canales y herramientas que hay disponibles para llegar a cualquier sitio.

Por eso, y movidos por este espíritu misionero que no puede #quedarseencasa, el equipo de PJV de la provincia de Fátima de los Misioneros Claretianos no dudó en cambiar sus planes y unirse al carro de las nuevas tecnologías. Cambiaron la Pascua Misionera y Contemplativa que ofrecen cada año en una parroquia de algún lugar de la provincia y que reúne a un buen grupo de jóvenes, por la Pascua online, una experiencia para PROVOCAR. Sí, provocar fue el objetivo de toda la Semana Santa: provocar el encuentro con Jesús en su Pascua, en su paso por nuestra vida y nuestra historia; provocar la necesidad de buscar y encontrar un momento para Dios a lo largo del día; provocar al esfuerzo para romper los esquemas habituales y disfrutar (y mucho) de la Pascua como nunca lo habíamos hecho… PROVOCAR… y tanto que provocó!! En torno a 100 jóvenes pudieron reflexionar cada día con unas pautas que se preparaban para ayudar a vivir con profundidad esta experiencia. Documentos cargados de símbolos, de música, de la Palabra de Dios, de una idea principal para el día, de un aspecto de nuestra relación con Dios y con los demás… y de un par de encuentros virtuales por Skype que permitieron acompañar y compartir la experiencia con algunos miembros de la Familia Claretiana que no quisimos perder la oportunidad de caminar con ellos en estos días. No faltaron tampoco las celebraciones virtuales de la Eucaristía de toda la semana y, por supuesto, del Triduo Pascual, vividos con mucha intensidad desde el salón de cada casa.

Agradecimiento, oración, crecimiento, ilusión… y mucho Dios se pudo compartir en estos días para vivir la Semana Santa de otra manera y con toda la profundidad de la interioridad. Como buenos hijos de su padre, los Misioneros Claretianos hicieron un buen guiño a la inquietud del Padre Claret de evangelizar por todos los medios posibles y sacar todo el jugo a esta Pascua que, como siempre, ha sido nueva y renovadora. ¡Reto conseguido!

Maripi, hija del Corazón de María